Apoyar las bandas del cinturón sobre las partes blandas del cuerpo,
como el abdomen, puede provocar lesiones internas graves.
Los beneficios del cinturón de seguridad son evidentes: reduce un 50% la probabilidad de muerte en accidente y alcanza su máxima eficacia en los vuelcos, donde disminuye el riesgo de fallecimiento en un 77%, según un estudio de la Dirección General de Tráfico (DGT) y del Instituto Universitario de Tráfico y Seguridad Vial (INTRAS).
Cómo usarlo correctamente
Para que funcione correctamente, el cinturón debe llevarse sobre las partes duras del cuerpo, apoyado en la clavícula, a medio camino entre el hombro y el cuello y sobre las crestas ilíacas en la pelvis, nunca sobre el abdomen. El cinturón de tres puntos cuenta con una banda superior (torácica) y una banda inferior (pélvica); ambas deben estar ajustadas al cuerpo sin holgura. No deben usarse accesorios como cojines bajo el asiento ni llevar las bandas retorcidas.
Consecuencias de un mal uso
Una situación que se puede dar, comenta Luis Martínez, ingeniero del Instituto Universitario del Automóvil (INSIA), es la de llevar la banda superior “fuera del hombro, es decir, muy próxima a su extremo lateral”. Si el vehículo dispone de airbag, la falta de sujeción estaría compensada con la acción de este otro elemento. En caso contrario, “podría provocar un impacto de la cabeza con el parabrisas o el salpicadero, llegando a producir conmociones cerebrales y severas lesiones cervicales debido a la hiperextensión del cuello”, asegura el experto del INSIA. El efecto submarino es otro problema: se produce cuando el cuerpo del ocupante del vehículo se desliza por debajo de la banda abdominal. Esta situación es muy peligrosa por tres razones, según el INTRAS: “Aumenta el riesgo de chocar contra el salpicadero o el volante, coloca el cinturón sobre el abdomen, lo que provoca lesiones internas graves, y el deslizamiento del cuerpo puede hacer que se estrelle contra la parte baja del habitáculo sufriendo graves lesiones (sobre todo fracturas en las piernas)”. Para evitar el efecto submarino debe colocar bien el cinturón y sentarse correctamente sin añadir complemento alguno al asiento, como cojines, riñoneras, almohadones o aislantes de bolas. Las embarazadas deben usar también el cinturón y ponerse la banda ventral bajo el abdomen. Un uso inadecuado del cinturón resta eficacia a la prevención de las lesiones e incluso puede producir daños graves.
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Dos frenazos de consecuencias graves
Raquel Jara, perito médico privado y experta en reconstrucción de accidentes, relata dos casos investigados con lesiones por mal uso del cinturón de seguridad:
- Tumbarse atrás para dormir: Tres amigos entre 25 y 30 años se montan en su turismo tras una noche en la discoteca. Los tres se colocan el cinturón de seguridad, han bebido los dos acompañantes, pero el conductor va sobrio. El pasajero de atrás decide echarse a dormir, por lo que se quita la banda torácica dejando únicamente la abdominal, y se tumba. Al entrar en una rotonda se encuentran con otro vehículo que accede a gran velocidad, por lo que el conductor se ve obligado a frenar con brusquedad. No hubo colisión, y los cinturones de seguridad actuaron de forma adecuada en las plazas delanteras. Sin embargo, el pasajero que iba tumbado salió proyectado contra un lateral del vehículo, sufriendo un traumatismo craneoencefálico que le dejó secuelas cognitivas de por vida.
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Por buscar un CD: Por una carretera comarcal circulan en un vehículo el conductor de 50 años y su hija de 23. La hija decide poner música y busca en la guantera un CD. La chica separa con su mano derecha la banda torácica del cinturón, abre la guantera y se inclina para buscar con su mano izquierda el disco. En ese momento el conductor pega un frenazo al encontrarse con otro vehículo detenido en la calzada. No hubo colisión. Mientras que el conductor no sufrió lesión alguna por llevar el cinturón, su hija se golpeó contra la guantera abierta, causándole un traumatismo facial que precisó intervención quirúrgica con perjuicio estético leve y pérdida completa de dos dientes.
Fuente: Revista DGT